8 de enero de 1997
Para el torneo de Primera División de 1996-97 a la dirigencia del fútbol nacional se le ocurrió la idea de resolver los juegos empatados con una serie de penales que otorgaba un punto adicional al equipo vencedor. Así, finalizados los 90 minutos de juego, los rivales se enfrascaban en una batalla desde el manchón blanco por alcanzar el ansiado puntito.
La ocurrencia duró solo un torneo, pero luego de 60 “desempates” disputados en 32 jornadas nos heredó un curioso pasaje que, muchos años después, sigue sorprendiendo a todos, incluso a nivel mundial.
La noche del miércoles 8 de enero, en el antiguo Estadio Nacional, Goicoechea y Turrialba, dos de los equipos coleros de aquel campeonato, disputaron el punto adicional en una kilométrica tanda de 38 penales.
Irónicamente, el partido por la jornada 14 del torneo había terminado sin goles, pero como el reglamento establecía ir a la definición desde el manchón blanco, no hubo más opción que comenzar la serie.
“La alegría del futbol llegó por la vía del azar, porque el juego fue un elogio al vacío, al balompié sin cauce y de ideas confusas. El 0-0 que dio paso a los lanzamientos desde el punto trágico, presentó a dos equipos carentes de un orquestador, devotos del pelotazo y de un accionar pobre, que defraudó a los poquísimos aficionados que acudieron al Estadio Nacional, por cortesía al futbol”, reseñó la crónica del diario La Nación.
Cerca de las 10 p.m., el portero de Goicoechea, Gerardo Hidalgo, se colocó bajo los tres tubos para intentar atajar el primer penal, cobrado por Max Sánchez. A partir de ahí, los 22 jugadores que finalizaron el partido desfilaron por el punto trágico sin que la serie llegara a resolverse.
Sánchez, Richard Mahoney, Daniel Martínez, Marvin Obando, Alexánder Mora, Federico Urrutia, Mario Guadamuz, Adrián Leandro, Erick Rodríguez, Dager Villalobos y el portero Luis Batman Alpízar, cobraron por el bando turrialbeño, dirigido por Enrique Vásquez.
Hidalgo, Olman Oviedo, Marco Hernández, Pedro Bonilla, Esteban Escalante, Henry Wood, Steven Bryce, Fabián Barquero, Álvaro Rojas, César Sánchez y Otto Espinoza, lo hicieron por el equipo guadalupano, bajo el mando del exmundialista Róger Flores.
Hubo momentos en los que el jugador que iba a lanzar el penal se arrepentía y alguien preguntaba: «¿Quién quiere ir?». Al final, se anotaron 25 penales y se fallaron 13, para la victoria turrialbeña 13-12. Curiosamente, los dos porteros fallaron y al volante Esteban Escalante, quien envió afuera el último disparo de Goicoechea, su error le costó sólo algunas bromas de sus compañeros.
Casi tres meses después, el 30 de abril, ambos equipos volvieron a disputar una nueva serie de penales para otorgar el punto adicional, que esta vez se resolvió 3-2 a favor de los turrialbeños. Aunque la alegría resultó algo efímera e infructuosa para los azucareros, porque ese año firmaron el descenso a Segunda División, luego de cosechar 30 puntos en 32 jornadas, un solo punto por debajo de Ramonense.
Nota: Según los Récords Guinness, la tanda de penales más larga de la historia se dio en la final de la Copa de Namibia, en el 2005, cuando, tras un empate 2-2 en los 90 minutos, el KK Palace derrotó 17-16 a los Civics, luego de que se realizarán 48 lanzamientos.