La Copa del Mundo no es una fiesta tan exclusiva después de todo. Esa imagen de ser un torneo sólo para Selecciones Nacionales puede ser desmentida por cuatro clubes que llegaron a disputar un partido mundialista… o al menos así parecía desde afuera.
En cuatro ocasiones, las selecciones participantes tuvieron que cambiar sus colores tradicionales para vestir los de un club local. Descuido, confusiones y olvidos dieron pie a algunas de las historias más insólitas del Mundial.
La primera de ellas ocurrió el 7 de junio de 1934, cuando Alemania y Austria salieron al césped del estadio Giorgio Ascarelli para jugar el partido por el tercer puesto del Mundial Italia 1934, los 20 jugadores de campo se percataron de que vestían exactamente igual: camiseta blanca y pantalón negro.
El árbitro italiano Albino Carraro, previendo la dificultad de dirigir un partido con dos equipos vestidos igual, retrasó por unos minutos el inicio del juego, hasta que alguno de los dos bandos encontrar la solución. Tras algunos minutos de incertidumbre, los austríacos aceptaron el ofrecimiento del club local, Napoli, creyendo quizá que así obtendrían el apoyo de los espectadores.
Sin embargo, el cambio ni llamó la atención de los hinchas ni les evitó irse con las manos vacías tras caer 3-2 ante los germanos.
El 2 de julio de 1950, México enfrentaba a Suiza en el Estadio dos Eucaliptos, de Porto Alegre, por la última jornada del Grupo A. Ambas selecciones -ya eliminadas- llegaron al duelo con sus entonces tradicionales camisetas rojas.
Ante el imprevisto, el árbitro suevo Ivan Eklind demoró 25 minutos el arranque del juego, hasta decidir quién vestiría las camisetas blanquiazules del Esporte Clube Cruzeiro. Aunque México ganó el sorteo que le permitía usar su atuendo habitual, declinó el privilegio y saltó al campo con las camisetas a rayas que no le trajo tanta suerte como en la rifa, pues se despidieron de la justa con una derrota 2-1.
Dos mundiales más tarde, en Suecia 1958, se repitió la insólita confusión. El 8 de junio, en Malmö, Argentina y Alemania Occidental jugarían la primera jornada del Grupo 1, pero ambos llegaron con uniformes prácticamente iguales: pantaloneta negra, medias negras y camiseta blanca (albiceleste en el caso de los suramericanos).
El árbitro inglés Reginald Leafe se opuso a dirigir el duelo en esas condiciones y, tras algunos minutos de retraso, la solución la aportó el IFK Malmö que le prestó sus camisetas amarillas al equipo argentino.
El color canario les trajo suerte al principio, pues Orestes Osmar Corbatta abrió el marcador al minuto 2, pero la buena fortuna acabó desplomándose y Alemania remontó para ganar 3-1.
El último caso de un “club” mundialista se dio en Argentina 1978. El 10 de junio, en un juego de la fase de grupos entre Francia y Hungría, la FIFA les solicitó a ambos equipos no utilizarlos sus colores oficiales, temiendo que se confundieran en los televisores a blanco y negro.
Así que franceses y húngaros llegaron a la cancha del estadio José María Minella vistiendo camisetas blancas. El árbitro brasileño Arnaldo Coelho se reunió con los dos capitanes y descubrió que ningún equipo llevaba otro uniforme.
Para salvar el error, un dirigente del club local Atlético Kimberley ofreció prestar un juego de camisetas y, 45 minutos después, Francia regresó al campo vestida –por primera y única vez en su historia- a rayas verdes y blancas.
Y también por primera vez, la ropa prestada sirvió de amuleto, pues Francia ganó 3-1 con goles de Christian Lopez, Marc Berdoll y Dominique Rocheteau… Aunque la victoria no sirvió de mucho pues ambos quedaron eliminados en esa primera fase.